lunes, 22 de agosto de 2011

El Hilo Rojo Del Destino -Capitulo 4-


Capitulo 4.

-Okuno, las granadas en comenzado a abrirse y a caerse, llévalas con tu abuela a que las desgrane-, decía mi abuelo mientras trabajaba con otras plantas, le lleve una pequeña cubeta con granadas, cuando escuche que llamaban a la tienda, salí a atender, y cuál fue mi sorpresa al ver a Hitomi ahí.

-Llevo varios días buscándote, ¿dónde te metes? Parece como si te escondieras de mi-, dijo un poco molesta, -No no es eso, el trabajo de la universidad y aquí no me dan mucho tiempo-, sonreí un poco para calmarla. –Pues me pasa lo mismo con Kyoichi, vine a verlo, pero no ha pasado mucho tiempo conmigo de la semana que he estado aquí, solo ha permanecido conmigo unas cuantas horas, y lo extraño-, su rostro se puso triste, ¿Okuno, quisiera hablar contigo crees que podamos hacerlo ahora?- , -Solo déjame avisar y ahora vengo, ¿está bien?-,-¡Claro!-.
Salimos y comenzamos a caminar hasta llegar a un puente, nos recargamos en el barandal y mirando hacia el atardecer dijo :-Sabes Okuno? creo que Kyoichi no me quiere, no sé, no lo veo convencido de lo que siente por mi-, el sentimiento de culpa comenzó a llenarme de nuevo, en que hacia mal al verme y al hablar con Kyoichi a escondidas de ella,-¿Por qué piensas eso?- ,-No lo sé, lo noto en su mirada, pero la verdad, no importa yo lo quiero y eso basta, además no estoy sola-, de repente de abrazo a mí, yo sentía que me quebraba, al siempre hecho de que hacia un mal enorme al salir con el novio de mi amiga, aunque no había pasado de más que amigos, en mi había nacido ya el sentimiento de amor hacia Kyoichi, aunque no sabía si del hacia mi le ocurría lo mismo.

Llegue a casa con un sentimiento de culpa terrible, cuando entre a casa Michi estaba maullando, seguí sus maullidos y estaba en el regazo de mi madre, me senté a la mesa y mi familia y yo comenzamos a cenar, cuando de repente mi hermano hablo:-Hoy vi a Hitomi, con un chico, muy acaramelada con el-,-No me sorprende pues ha de ser su novio- dijo mi madre bebiendo una taza de té,-No ósea eso no es lo extraño, lo raro es que no es la misma persona que me había dicho Miyuki-, mi hermana me volteo a ver algo sorprendida, a lo que ella dijo-¿Dónde la viste?, ¿no era el mismo chico?-, -te digo que no, este era moreno, llevo varios días viéndolos por donde trabajo, siempre están ahí muy amorosamente-, Miyuki golpeo mi pierna con la suya como haciéndome la seña de que verificara, aunque no se lo haya dicho, mi hermana sabía que yo sentía algo por Kyoichi, y sabia que algo pasaba entre los dos, pero por causa de Hitomi, no estábamos juntos.

La noche se llego, y la hora de la cita acordada, de repente se escucharon pequeños ruidos, y el motor de una motocicleta, me asome y era Kyoichi, abrí la ventana y comencé a caminar por el techo hasta llegar a el muro, cuando de repente escuche que me llamaron, y era mi hermana por la ventana, me sorprendí, porque pensé que me acusaría, pero se limito y sonreír y desearme buena suerte, sonreí y camine hasta donde estaba Kyoichi me ayudo a bajar, montamos a la motocicleta y nos alejamos. Las luces de la ciudad parecían luciérnagas iluminando nuestro camino, yo me sentía como la princesa de los cuentos, pero únicamente mi príncipe no era azul y no iba montado en un caballo blanco, mi príncipe era normal e iba montado en una motocicleta.

Llegamos al invernadero, donde mi abuelo tenía todas las flores y árboles de granada, abrí la puerta del invernadero, y entramos, la luna iluminaba estupendamente el lugar, no hacía falta encender las luces, las plantas habían sido acabadas de regar, así que el brillo del roció en las flores era excelente con la luz de la luna. El comenzó a caminar entre los pasillos, llegando a donde estaban los rosales, tomo una rosa y la corto, la miro fijamente oliéndola, yo me limitaba a mirarle, era mirar su rostro sereno y tranquilo como si en ese momento no hubiera mas ser en el mundo que él y yo.

La miro de nuevo fijamente y volteo su mirada hacia mí, me agache un tanto avergonzada, jamás me había sentido así ante su mirada, se acerco lentamente a mi tomando mi rostro de la barbilla levantándolo lentamente pasando la rosa por mi mejilla, se acerco lentamente a mí, y sin más me beso, al principio no sabía si abrazarlo o solo quedarme inmóvil, pero fue más el deseo y el amor que yo le tenía que la razón, me abrazo por la cadera y lo abrace con mis brazos rodeando su cuello, yo me perdí en ese beso, sintiendo la textura y sabor de sus labios, baje mis brazos a su pecho, y me separe poco a poco de él, mirándonos fijamente a los ojos, sin palabras en ese momento nos dijimos tantas cosas, de mis ojos cayeron lagrimas, y me abrace a el de nuevo acurrucándome en su pecho, pidiéndole que jamás se alejara de mi, y el prometiéndome que no lo aria.


Permanecimos ahí casi hasta el amanecer, aunque el ambiente era frio, salimos a ver el amanecer, sentados en el suelo abrazada a el, solo asi, en toda esa noche pocas fueron las palabras que pronunciamos, y únicamente nos limitábamos a las acciones, para que hablar si con lo que ocurría decíamos todo. Kyoichi miro su celular, y dijo que era hora de irnos, y así nos alejamos del invernadero, cuando llegue a casa, mi hermana me tomo rápido de la mano y me ayudo a ponerme el pijama para que mi madre y mi hermano no supieran que me había pasado la noche fuera de casa, fue de esa forma en que mi hermana se convirtió en mi cómplice.



de: Janet López
[Continuará...]

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