domingo, 21 de agosto de 2011

El Hilo Rojo Del Destino -Capitulo 1-

 

Capitulo 1.
Era una cálida tarde de verano, parecía como si a cada minuto el calor se incrementara, mi nombre Okuno, trabajaba en un proyecto de la universidad dentro de una cafetería, la gente iba y venia, todos con sus prisas diarias, mientras bebía una taza de café, algo cargado para despertar un poco, el cansancio de la universidad se incrementaba cada día más al acercarse el final del semestre, de repente nubes se comenzaron a poner ante el sol, y comenzó a caer una tenue brisa de agua, convirtiéndose en tormenta.

La gente corría y entraba a la cafetería, comenzaba a hacerse tarde y tenía que llegar a tiempo a casa, tome mi laptop y la guarde en el bolso, abriendome paso entre la gente, salí apresurada y una mujer que estaba dentro me ofreció un paraguas, comencé a caminar sobre el  asfalto mojado, la torrencial lluvia se incrementaba, caminando tropecé con algo cayendo al suelo, el golpe había sido algo fuete, mis lagrimas comenzaron a rodar pero nadie me ayudaba, agache la mirada para esconder mis lagrimas de el dolor, levante mi cabeza buscando mi bolso, pero la lluvia sobre mi había cesado, voltee la mirada hacia el frente, mirando a alguien frente a mí:

-¿Puedo ayudarte?- dijo
-am claro- le dije mientras limpiaba mis ojos de las lagrimas para verle mejor.

Tomo mi mano, se sentía la calidez de su piel, me dio su paraguas y tomo mi bolso y el paraguas que llevaba yo, saco un pañuelo y seco mi cara, yo no decía ni hacia nada, era como si él y yo nos hubiéramos conocido desde hacía ya mucho tiempo, comenzamos a caminar y entramos a un bar, la gente comentaba el hecho de la lluvia, y de verme a mí totalmente empapada, nos sentamos al costado de un ventanal, yo aun algo desconcertada lo miraba fijamente, volteando hacia mi sonrió y dijo: -que pasa, ¿tengo algo raro?-, -en absoluto, solo que no entiendo él porque me ayudaste-, -si a mí me hubiera pasado lo mismo me gustaría que alguien me ayudara, hola soy Kyoichi, ¿tu cómo te llamas?-, -Okuno-,- mucho gusto Okuno-, su mirada era serena y tranquila al conjunto con su pequeña sonrisa, me transmitía mucha calma y serenidad, seguimos conversando hasta muy tarde, la lluvia se había parado hacía ya tiempo, pero la plática era amena, cuando menos nos dimos cuenta el tiempo había volado, mire el reloj del bar, y me levante rápido, el se levanto igual, y me dijo que me acompañaría hasta mi casa, le sonreí y acepte la petición.

El camino hacia mi casa no era muy largo desde el bar, pero en ese momento me hubiese gustado que el tiempo se alargara para seguirle escuchando, no sabía si era su presencia, o algo me había atado a él.
Una gran amistad había nacido, en ese momento eso, pensé, pero jamás imagine lo que despues se vendría sobre mí.




de: Janet López
[Continuará...]

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