Fecha: 1820 - 1823
Técnica: Óleo
Soporte: Pintura mural trasladada a lienzo
Medidas:
Alto: 142,5 cm.; Ancho: 65,6 cm.
La pintura conocida como Dos viejos, Dos frailes o Un viejo y Un fraile, estaba situado en la planta baja de la famosa Quinta del Sordo, concretamente a la derecha de la puerta de entrada, frente a Saturno y junto a la Leocadia, formando serie de las Pinturas Negras que decoraban la casa de Goya.El personaje que vemos detrás del viejo barbudo está gritándole al oído, por lo que sería una clara alusión a la sordera del artista. La figura de la larga barba blanca representaría la longevidad, siendo así una imagen simbólica de Goya. Al estar enfrente de Saturno se considera una relación entre la vejez y la melancolía, ofreciéndonos una imagen de los problemas del pintor con una buena dosis de ironía.
Otro analisis es que en el cuadro aparecen dos ancianos personajes vestidos con hábito de fraile. El situado en primer término tiene una gran barba cana, es alto y se apoya en un bastón. Desde el punto de vista iconográfico se relaciona con el dios Tiempo y podría simbolizar la vejez. El que está a su espalda está fuertemente caricaturizado. Su rostro es de aspecto cadavérico o animal y parece gritarle al oído a su compañero, lo que podría ser una alusión a la sordera de Goya.
Es notable la diferencia en el tratamiento de las dos figuras. El anciano de la barba se muestra tranquilo y digno. Su expresión es algo triste, pero serena. Se apoya en el cayado, pero no por debilidad, pues mantiene fuerza y prestancia. Sus ropas y su figura recuerdan a los eremitas o a los filósofos de Velázquez, Esopo y Menipo, que fueron objeto de copia por parte del aragonés. El otro personaje contrasta vivamente con él: de rostro monstruoso, está representado con los rasgos que Goya utilizaba para los frailes satíricos de sus Caprichos y Disparates.
Como en todas las Pinturas negras, la gama cromática se reduce a ocres, tierras, grises y negros. El cuadro es un exponente de las características que el siglo XX ha considerado como precursoras del expresionismo pictórico.
Es notable la diferencia en el tratamiento de las dos figuras. El anciano de la barba se muestra tranquilo y digno. Su expresión es algo triste, pero serena. Se apoya en el cayado, pero no por debilidad, pues mantiene fuerza y prestancia. Sus ropas y su figura recuerdan a los eremitas o a los filósofos de Velázquez, Esopo y Menipo, que fueron objeto de copia por parte del aragonés. El otro personaje contrasta vivamente con él: de rostro monstruoso, está representado con los rasgos que Goya utilizaba para los frailes satíricos de sus Caprichos y Disparates.
Como en todas las Pinturas negras, la gama cromática se reduce a ocres, tierras, grises y negros. El cuadro es un exponente de las características que el siglo XX ha considerado como precursoras del expresionismo pictórico.
Fuente: museodelprado + artehistoria + wikipedia
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