Título: Duelo a garrotazos
Fecha: 1820 - 1823
Técnica: Óleo
Soporte: Pintura mural trasladada a lienzo
Medidas:
Alto: 125 cm.; Ancho: 261 cm.
El investigador británico Nigel Glendinning ya había señalado las diferencias entre las pinturas actuales y el estado que presentaban las Pinturas negras antes de su traslado y restauración, documentadas en una serie de fotografías que sobre ellas hizo Juan Laurent. A fines de 2010, otro estudio de las imágenes de Laurent realizado por Carlos Foradada, pintor y profesor de Historia del Arte, reiteró que Goya pintó a los duelistas sobre un suelo de hierba, y que fue la deficiente técnica de arranque de las pinturas de los muros de la Quinta del Sordo la que originó grandes pérdidas de superficie pictórica y el disimulo de las piernas por debajo de las rodillas, lo que favoreció la interpretación de que Goya los enterró.
Todas las fotografías de Laurent, de las Pinturas negras, en la Quinta del Sordo, fueron publicadas en 1992, en el Boletín del Museo del Prado, en un artículo escrito por Carmen Torrecillas.Los personajes aparecen muy en primer plano, como era habitual en los Desastres de la Guerra, destacándose de un lejano paisaje yermo e iluminados a contraluz, lo que era contrario a las convenciones del retrato de figuras humanas. Es posible que con ello pretenda reflejar la débil luz del alba en que se producían estos duelos de villanos. Solo aparece colorido en el paisaje y el cielo. Como contrapunto del drama brutal, percibimos la belleza de los azules del espacio aéreo y los matices rosáceos de las sombras de la tierra.
La composición está descentrada, pues los duelistas aparecen a la izquierda del cuadro, dejando un amplio paisaje de suaves lomas ocres y rojizas a la derecha. Este desequilibrio en la composición contraviene los cánones academicistas y neoclásicos y son habituales en otras Pinturas negras, como El Aquelarre (a la que se privó de un trozo que la haría aún más equilibrada) o La romería de San Isidro, en la que los hombres se amontonan en un extremo del cuadro. Este tipo de composición orgánica (y no mecánica, que es la propia de la mentalidad academicista), se basa en las líneas de fuerza y del movimiento y no tanto en la posición de las figuras, y es típica del Romanticismo. Goya ya la había usado en algunas series de grabados, como en la estampa n.º 21 de La Tauromaquia, «Desgracias acaecidas en el tendido de la plaza de Madrid y muerte del alcalde de Torrejón» (hacia 1816), donde un toro ha saltado a la grada y cornea al público dejando toda la mitad izquierda completamente vacía.
En cuanto a la técnica pictórica, el cuadro está ejecutado con una rápida pincelada suelta, con poca carga de pintura y con gran libertad en cuanto a color y dibujo.
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