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Las pequeñas escenas tienen una limpieza de diseño y una posición de ejecución que se convirtieron luego en las características notables del arte de Japón.
Algo posteriores a las pinturas de las tumbas del periodo de los Tumulos (alrededor de los años 250-550 D.J.), la mayoría de las cuales se han hallado en la parde norte de Kyüshu cerca de Corea. De las 71 tumbas descubiertas, las más importantes son la de Otsuka (Tumba Real) cerca de Fukuoka, y la del pueblo de Takehara, las dos del siglo V, o principios del siglo VI. Las losas que cubrían las tumbas estaban recubiertas con una capa fina de arcilla, en la que había pinturas de hombres, caballos, plantas estilizadas, dragones y las barcas que se llevaban las almas de los muertos. Los colores -rojo, verde, amarillo y negro- son atrevidos y aplicados con crudeza, y los diseños muestran cierta afinidad con las pinturas de tumbas mucho más complicadas que la Corea contemporánea.
Fuente: LAS BELLAS ARTES, Vol. 09, Arte Chino y Japonés. Pag. 99
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