Kyoko ya no podía más con las heridas, y se desplomo en el
piso, entre su desmayo sintió que alguien levantaba su cuerpo herido, y le
decía “estará bien princesa”, abrió un poco los ojos, y vio un hombre de
cabello largo, que la llevaba en brazos, -tengo que ayudar a Isshi-, ella decía
con las voz cansada –ahora la que importa es usted- decía el guerrero, y Kyoko
cerro los ojos cayendo en un desmayo.
-¡¡¡Isshi!!!- grito Kyoko levantando rápidamente su cuerpo
de la cama, su madre la tomo de los hombros, y la volvió a recostar en la cama,
-madre suéltame, alguien quiere matarme, alguien tiene a Isshi, madre tengo que
ir por él, tengo que ayudarlo, madre por favor- sus palabras eran persistentes,
su madre no podía detenerla, -ayuda por favor- a la suplica de la madre entro
un guerrero, de mirada temple, mirada cálida pero a la vez recia, Kyoko corrió
hacia una de las ventanas, abriéndolas, intento subir a ella para salir de la
habitación, pero el guerrero la tomo de la cintura y la metió, ella tomo su
katana y se soltó, coloco la catana sobre el cuello de aquel hombre –atrévete a
tocarme de nuevo y detenerme, y antes de que veas la luz de afuera de nuevo,
terminaras muerto- dijo Kyoko con una voz jadeante y amenazadora – sabe
perfectamente que su quiero le despojo de mi katana en el acto princesa-,-eso…-
y antes de que terminara de hablar, el guerrero de un movimiento tomo la punta
de la katana, quitándola de las manos de Kyoko acercándola a él, tomándola de
la cintura, -es mejor que permanezca en cama princesa- dijo el guerrero cerca
de su rostro –¡insolente!- dijo Kyoko y abofeteo al guerrero, la soltó
rápidamente y ella fue con su madre, -muchas gracias Uruha san-,-un gusto
servirle gran señora-, y haciendo una reverencia el hombre salió de la
habitación, -¿Uruha san?-, pregunto Kyoko mientras descubría su espalda para
que su madre curara los golpes, -Si, Uruha san, es un guerrero de los castillos
del norte, él fue el que te encontró unos kilómetros antes del castillo, si no
a sido por él, los cuervos hubieran devorado tu cuerpo pequeña flor-, Kyoko se
quedo pensando, y volteo a la puerta, pensando en que ese tipo tan pesado,
había salvado su vida.
Al día siguiente, se levanto rápidamente muy temprano por la
mañana, sus heridas estaban mejor, las tormentas de nieve parecía que dejarían
un día en paz, así que Kyoko decidió salir de su habitación, salió sin que
nadie se diera cuenta, y comenzó a buscar a el tal Uruha san, en todos los
patios en las barracas de los guerreros, no se encontraba, hasta que al final,
decidió buscar en las caballerizas, abrió la puerta, y allí se encontraba,
peinando a uno de los caballos, aunque afuera estuviera el ambiente invernal,
ese lugar era cálido y tibio, tenía el otros descubierto, Kyoko se sonrojo, el
sintió su presencia y se dio la vuelta, dejando el peine a un lado, tomo un
chaleco y se lo coloco, Kyoko permaneció pegada a la puerta sonrojada y él se
acercó a ella, -¿pasa algo princesa?-,-no, bueno si, pero, hmm, esta bien,
quiero agradecerle, por… haber salvado mi vida- Kyoko se separo de la puerta, y
se acercó a él, -de nada-, dijo Uruha con los brazos cruzados sobre su pecho, -¿usted
es así de arrogante?- dijo Kyoko frunciendo el seño, -no soy arrogante, solo
que usted ayer me abofeteo-, -si, porque usted me lastimo-, -si, pero usted
intentaba huir como una loca, dejando a su madre desconcertada, y usted
semidesnuda se quería lanzar a la nieve para quien sabe que hacer-, Kyoko se
sonrojo, y susurro bajando su cabeza –quiero salvar a mi amor-, -si quieres
salvar a Isshi, esa no es la forma-, Kyoko levanto la cabeza y lo miro con
extrañeza –si, conozco a Isshi-, Uruha se dio la vuelta, Kyoko lo tomo del
brazo, preguntándole si lo había visto, que si sabía donde estaba, Uruha miro
su desesperación, y le dijo que lo había visto pocos días antes de que fuera
atacado el castillo de su padre, Kyoko soltó su brazo, agachando la mirada sus
ojos comenzaron a brillar, y comenzó a derramar lagrimas sobre su kimono, Uruha
la miro, la tomo de la barbilla, -estará bien-, ya no lo sé, se sentaron en el
piso, y Uruha comenzó a hablar de él, y como había conocido a Isshi, y como
había salvado su vida, Kyoko lo miraba detenidamente, parecía que al hablar de Isshi
lo hacía que estuviera presente con ella, ella mira su mano y le mostró un
anillo a Uruha, era de Isshi, -¿como fue que te lo dio?, eso solo lo utilizan
los guerreros,- y Kyoko comenzó a contarle, que una ocasión en el lugar donde
se encontraban, el estaba recargado en un árbol y ella en su pecho, y el
decidió mostrarle hasta donde podía lanzar una flecha, ella quiso intentarlo, e
Isshi le mostró como, tomándola por detrás coloco sus manos sobre las de ella,
y cuando ella se fijo, él tenía un anillo de oni, -yo le pregunte que, que era
y que significaba, él me dijo que era un anillo de oni, pero no quiso decirme
más, y se lo pedí- Uruha miro con un poco de desconcierto a Kyoko, Kyoko decía
que Isshi había aceptado, y que desde ese día lo tenía bajo resguardo, pero ese
día había decidido colocárselo, -me hace estar cerca de él, sentirlo más cerca
de mi- Uruha miro a Kyoko y sonrió,
sabía que ella realmente amaba a Isshi, él le pregunto que era lo que hacia
fuera del castillo y contra quien había luchado que la había dejado tan mal
herida, y ella comenzó a contarle, mencionando a Yuu-sama, Uruha se quedo
callado al escuchar ese nombre, Kyoko pregunto si lo conocía o sabía quien era
–es un ser despiadado, que, desea quedarse con el alma de Isshi, si él lo capturo,
no hay salvación,- como que no la hay?-,-No Kyoko, Yuu-sama es el principal
gobernante del bajo mundo, él quiere adueñarse de la tierra de los onis, y
adueñarse de el alma del guerrero más fuerte, de Isshi-, Kyoko se quedo
callada, comenzaba a comprender todo, comenzaba a ver, que debía salvarlo…
[continuará...]
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